Juan Montalvo

Juan María Montalvo Fiallos (Ambato, Ecuador, 13 de abril de 1832 – París, Francia, 17 de enero de 1889)  fue un ensayista  y novelista ecuatoriano. Su pensamiento liberal estaba fuertemente marcado por el anticlericalismo y la oposición a los presidentes constitucionales Gabriel Garcia Moreno e Ignacio de Veintemilla. Luego de la publicación de la revista El Cosmopolita, en la que criticaba a la presidencia de García Moreno, Montalvo viajó a Colombia, donde escribió gran parte del resto de su obra. Uno de sus libros más conocidos es Las Catilinarias, publicado en 1880. Tuvo un matrimonio con la señora María Guzmán, a quien dejo morir de hambre, el 23 de octubre de 1882, a los 42 años de edad, junto a sus hijos, en la Quinta de Montalvo, ubicada en el sector de Ficoa las Palmas, de su ciudad natal, hecho que ni siquiera le importo o le llegó a la mente, pues era amante de la condesa Emilia Pardo Bazan, ratificado en las numerosas cartas sentimentales que reposan en la Casa de Montalvo, en la ciudad de Ambato. 
OBRAS:
LA CATTILINARIA
La primera catilinaria trata de la libertad, las leyes, la disciplina y el orden, a la vez que, muy sagazmente, da lecciones léxicas al discutir algunos fenómenos fonéticos o al exponer palabras mal usadas. En la segunda define lo que es tirano y tiranía  En la tercera instiga aquel el pueblo, especialmente el de Guayaquil , se levante y deponga al gobierno. Hace también un recuento de los dictadores hispanoamericanos. La cuarta catilinaria acomete contra Urbina y Borrero. La quinta catilinaria es moralista; dice Montalvo que "Cada vicios una caída del hombre" y luego analiza algunos de ellos. En la sexta, Montalvo defiende el propósito de su obra, y discute el concepto de civilización y barbarie.
En la séptima catilinaria, con espíritu didáctico, presenta las ventajas de la educación, y analiza el sistema educativo, comparándolo con aquel de otros países. Nota que "el clero ha sido factor positivo en el desarrollo de la educación en muchos países, mas no en el Ecuador donde por el contrario ha servido de óbice al desarrollo libre del pensamiento".

Termina esta catilinaria reproduciendo un discurso de su autoría en el que se aboga por los derechos de la mujer. En la octava, además de continuar tratando el tema de la educación, se preocupa de recalcar los bienes de la cultura. En la novena se refiere a los centros de educación. En la décima y undécima enviste con fervor contra Borrero. En la última

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